Considerado como un monstro de la creación este niño
no se ve como tal, al contrario es muy encantador con su calabacita en la mano,
listo para salir a pedir dulces por las calles con sus amigos.
Su gabardina y botas lo hacen ver rudo, no como un
niño pequeño, sin embargo sabemos que es pequeño porque en su rostro se ve la
ternura de la edad de las travesuras con esa sonrisa pícara.
Ese antifaz que lleva puesto, no necesariamente es un
antifaz es parte de su cabeza ya que está fijado a su cráneo por medio de esos
dos clavos que están a los lados, por eso solo se le alcanza a ver su pequeño
cabello.
Adquiérelo para llevarlo contigo a pedir dulces en
este próximo Halloween, será buena idea tomarlo como prototipo para el disfraz
de tu hijo.
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